Desde siempre Nguenechén hizo crecer el pehuén en grandes bosques, pero al principio las tribus que habitaban eses tierras no comían los piñones porque creían que eran venenosos.
Al pehuén o araucaria lo consideraban árbol sagrado y lo veneraban rezando a su sombra, ofreciéndole regalos: carne, sangre, humo, y hasta conversaban con él y le confesaban sus malas acciones. Los frutos los dejaban en el piso sin utilizarlos.
Pero ocurrió que en toda la comarca hubo unos años de gran escasez de alimentos y pasaban mucha hambre, muriendo especialmente niños y ancianos. Ante esta situación los jóvenes marcharon lejos en busca de comestibles: bulbos de amancay, hierbas, bayas, raíces y carne de animales silvestres. Pero todos volvían con las manos vacías, pareciendo que Dios no escuchaba el clamor de su pueblo y la gente se seguía muriendo de hambre.
Pero Nguenechén no los abandonó, y sucedió que cuando uno de los jóvenes volvía desalentado se encontró con un anciano de larga barba blanca.
– ¿Qué buscas, hijo? -le preguntó
– Algún alimento para mis hermanos de la tribu que se mueren de hambre. Pero por desgracia no he encontrado nada.
– Y tantos piñones que ves en el piso bajo los pehuenes, ¿no son comestibles?
– Los frutos del árbol sagrado son venenosos abuelo -contestó el joven.
– Hijo, de ahora en adelante los recibiréis de alimento como un don de Nguenechén. Hervidlos para que se ablanden o tostadlos al fuego y tendréis un manjar delicioso. Haced buen acopio, guardadlos en sitios subterráneos y tendréis comida todo el invierno.
Dicho esto desapareció el anciano. El joven siguiendo su consejo recogió gran cantidad de piñones y los llevó al cacique de la tribu explicándole lo sucedido. Enseguida reunieron a todos y el jefe contó lo acaecido hablándoles así:
– Nguenechén ha bajado a la tierra para salvarnos. Seguiremos sus consejos y nos alimentaremos con el fruto del árbol sagrado que sólo a él pertenece.
Pehuén o Araucaria
Es el árbol tradicional de nuestra provincia, se extiende desde Copahue hasta junín de los Andes aproximadamente. Puede alcanzar hasta 40 metros de altura y tiene forma de pirámide cuando es joven y más tarde de una enorme sombrilla. Es de crecimiento muy lento, pueden vivir miles de años. Sus ramas son un poco arqueadas hacia arriba con hojas duras y punzantes. Su floración es unisexual: unos árboles producen el polen y otros dan la piña que es fecundada por el polen llevado por el viento. Una vez madura, cada piña tiene entre 200 y 300 piñones y cada árbol puede madurar unas 30 piñas.
Estos piñones son muy nutritivos y eran el alimento básico de los pueblos originarios quienes los consumían cocidos o tostados y fabricaban bebidas fermentadas. Utilizaban también la resina que segrega la corteza del árbol como medicina cicatrizante. Lo consideraban árbol sagrado y algunas de sus ramas formaban el rehue (altar) en su Nguillatún (rogativa al Dios).